El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha expresado su descontento con las recientes declaraciones del ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien manifestó dudas sobre la viabilidad de alcanzar todos los objetivos de la guerra contra Hamás mediante la presión militar.
Gallant argumentó durante un discurso en homenaje a los soldados fallecidos en el conflicto que el regreso a casa de los rehenes retenidos en Gaza requeriría compromisos dolorosos y no solo la fuerza bruta.
Hay una brújula, y son los objetivos de la guerra determinados por el Gabinete, respondió Netanyahu en un comunicado, remarcando que estos objetivos, establecidos tras análisis exhaustivos, se mantienen intactos y hasta han sido ampliados.
Las palabras del ministro de Defensa generaron una polémica dentro del gobierno israelí, ya que ponen en tela de juicio la estrategia militar adoptada por el Gabinete.
Entre los objetivos principales de la ofensiva se encuentran: desmantelar las capacidades militares de Hamás, asegurar el regreso a casa de los rehenes, garantizar que Gaza no represente una amenaza para Israel y facilitar el retorno de los evacuados del norte del país.
En este contexto, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, ha propuesto un alto el fuego de 48 horas en Gaza con la condición de que Hamás libere a cuatro rehenes israelíes a cambio de la liberación de una cantidad indeterminada de presos palestinos.
Estas conversaciones se desarrollan paralelamente a las negociaciones lideradas por David Barnea, jefe del Mossad, en Catar, donde se exploran posibilidades de intercambio de rehenes y un alto el fuego definitivo.
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha instado a aprovechar la muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, para retomar las negociaciones con el objetivo de poner fin al conflicto.
Mientras tanto, los familiares de los rehenes continúan presionando a Netanyahu para que priorice un acuerdo de tregua que permita la liberación de sus seres queridos.
