La reciente clasificación del talco como posiblemente cancerígeno por parte de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha generado alarma entre los consumidores.
Aunque ampliamente utilizado durante décadas como absorbente en productos como polvos faciales, coloretes y champús secos, el talco ahora se encuentra bajo escrutinio por su posible vínculo con el cáncer de ovario.
La clasificación del talco como 2A, categoría que también engloba a la carne roja y las emisiones por fritura en alta temperatura, ha desatado debate sobre si debemos eliminar todos los productos cosméticos que lo contienen.
Aunque sabemos que estas sustancias no son del todo saludables, no solemos eliminarlas por completo de nuestras vidas, afirma Aina Salom Soler, farmacéutica, quien añade: Mi recomendación personal es que no te bañes en talco a diario y definitivamente no lo uses en tu bebé, pero si tienes un cosmético o maquillaje que contiene talco y lo usas de manera ocasional, como hacemos con la carne roja, no le veo tanto problema.
La clave está en la moderación.
Helena Rodero, otra farmacéutica, aconseja un uso racional de los cosméticos y sustituir gradualmente aquellos que contengan talco por alternativas libres de este componente.
La industria cosmética también se encuentra trabajando en reformular sus productos para eliminar el talco o reemplazarlo con ingredientes más seguros.
Al igual que pasó con la purpurina, la industria reformulará todos los polvos que ya existen en el mercado para hacerlos seguros, asegura Bart, un reconocido maquillador.
La clave reside en leer detenidamente las etiquetas y buscar alternativas libres de talco, así como minimizar el uso de productos que lo contengan.