La pregunta de si se pueden partir las pastillas de ibuprofeno genera confusión y debate en la comunidad médica.
Si bien existen formas farmacéuticas como polvos o jarabes que permiten una dosificación variable, los comprimidos sólidos presentan un escenario distinto.
Al cortar estos comprimidos se está alterando la dosis y con ello la eficacia del tratamiento, explica Meritxell Martí Castanyer, licenciada en Farmacia por la Universidad de Navarra y galardonada con el premio iDermo a la Mejor Farmacéutica 2.0. La posología es clave para garantizar la continuidad y seguridad del tratamiento.
Los expertos subrayan que los medicamentos no deben tener dosis variables salvo prescripción médica específica.
Las cápsulas, tanto duras como blandas, no se pueden dividir por las dificultades técnicas para controlar el contenido y asegurar una administración precisa.
En cuanto a los comprimidos, solo aquellos ranurados permiten un corte seguro y controlado, manteniendo la dosis establecida en cada mitad.
Para los demás, si es absolutamente necesario partirlos, se recomienda utilizar un cortador de pastillas que garantice un corte perfecto, evitando la pérdida de material activo.
La cubierta externa de los comprimidos cumple funciones vitales como proteger el medicamento de la humedad, la luz, el oxígeno y otros factores ambientales que pueden degradarlo.
Contribuye a evitar sabores o olores desagradables que pueden afectar al cumplimiento de la posología.
Las cápsulas y los comprimidos con cubiertas especiales como las de liberación prolongada o recubrimiento entérico permiten una disolución gradual en el tracto gastrointestinal, añade Martí Castanyer, destacando la importancia de respetar las indicaciones del fabricante.
Implicaciones emocionales: La incertidumbre sobre la posibilidad de partir un medicamento puede generar ansiedad y preocupación en los pacientes que no comprenden completamente su uso.