El concepto de dimensiones, fundamental para nuestra comprensión del universo, tradicionalmente se limita a tres espaciales y una temporal.

La física teórica ha planteado un desafío a esta visión clásica al sugerir la posibilidad de que existan múltiples dimensiones más allá de nuestras percepciones.

La teoría de cuerdas, una de las candidatas más destacadas para una nueva comprensión del universo, postula la existencia de diez dimensiones espaciales adicionales.

Según esta teoría, siete de estas dimensiones estarían enrolladas a escalas tan pequeñas que permanecen ocultas a nuestra percepción, similar a como una hoja de papel vista desde lejos parece unidimensional.

Brian Greene, reconocido físico teórico, utiliza la analogía de un cable para ilustrar este concepto: Desde lejos, un cable de teléfono parece una línea unidimensional, pero al acercarnos, notamos que es un objeto tridimensional.

Las dimensiones adicionales propuestas por la teoría de cuerdas podrían estar escondidas de manera similar.

La idea de dimensiones extra no se limita a la teoría de cuerdas.La teoría M, una extensión de esta última, propone once dimensiones, mientras que teorías más avanzadas sugieren incluso hasta 26.

Aunque estas ideas son aún especulativas, están respaldadas por complejas matemáticas que buscan unificar la mecánica cuántica y la relatividad general.

Un gran desafío en este campo es la gravedad.A diferencia de las otras fuerzas fundamentales, la gravedad es mucho más débil.

Algunos científicos plantean la hipótesis de que esta diferencia podría explicarse a través del flujo de la gravedad en estas dimensiones adicionales.

En 1999, Lisa Randall y Raman Sundrum propusieron un modelo donde la gravedad se debilita al propagarse a través de una quinta dimensión.

En este modelo, nuestro universo sería solo una brana en un espacio de cinco dimensiones, con la gravedad extendiéndose en un espacio más amplio llamado bulk.

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas más grande del mundo, es una herramienta clave para investigar la posibilidad de dimensiones adicionales.

Al chocar protones a velocidades cercanas a la luz, los científicos esperan observar partículas como los gravitones, que podrían ser evidencia indirecta de estas dimensiones.