Un nuevo estudio publicado en Frontiers in Microbiology ha revelado la existencia de comunidades de microorganismos dentro de los microondas, desafiando la creencia popular de que este aparato era un ambiente estéril.
El equipo de investigación liderado por Alba Iglesias analizó 30 microondas, tanto domésticos como de laboratorio, y logró aislar 101 cepas de bacterias diferentes, pertenecientes a géneros como Bacillus, Micrococcus y Staphylococcus.
Curiosamente, también se encontraron bacterias asociadas con intoxicaciones alimentarias, como Klebsiella y Brevundimonas, lo que resalta la importancia de una limpieza adecuada del microondas.
Este hallazgo demuestra que incluso en lugares que consideramos hostiles para la vida, encontramos formas únicas de adaptación, afirma Iglesias.
Aunque inicialmente parezca un descubrimiento trivial, este estudio tiene importantes implicaciones a nivel científico y tecnológico.
La búsqueda de microorganismos en entornos extremos como el volcán Dallol o los chicles pegados al suelo nos ha permitido comprender mejor las posibilidades de vida en otros planetas.
Si hay vida en lugares tan hostiles como el interior de un microondas, ¿qué nos impide encontrarla en Marte?, plantea Manuel Porcar, investigador del laboratorio Darwin Bioscience.
Más allá de la búsqueda de vida extraterrestre, los microorganismos adaptados a condiciones extremas podrían ofrecer soluciones prácticas para problemas actuales.
Su genoma contiene información valiosa que se puede utilizar para desarrollar nuevas tecnologías en áreas como la bioremediación, la producción de fármacos y la mejora de cultivos agrícolas.
Por ejemplo, las bacterias encontradas en los chicles podrían ser empleadas para degradar plásticos, mientras que otras, expuestas a metales pesados, podrían contribuir a descontaminar suelos y acuíferos.
Este tipo de investigaciones nos abre un abanico de posibilidades para resolver algunos de los desafíos más urgentes que enfrenta la humanidad, concluye Porcar.
El premio Ig Nobel en Ecología otorgado al laboratorio Darwin Bioscience en 2021 por su investigación sobre las bacterias que habitan los chicles, es un testimonio de la importancia de este tipo de estudios aparentemente inusuales.