El Papa Francisco denuncia el rechazo sistemático a los migrantes como un grave pecado
En una contundente declaración durante su audiencia general en el Vaticano, el Papa Francisco condenó la falta de acogida hacia los migrantes y refugiados, calificando como un grave pecado el rechazo sistemático que sufren estas personas.
Ante cientos de fieles, Bergoglio se refirió a la dramática situación que viven los migrantes obligados a emprender peligrosos viajes por mar y desierto huyendo de conflictos armados, pobreza extrema y desesperación.
Hay quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios para repeler a los migrantes, afirmó el Papa, y esto, cuando se hace a conciencia y con responsabilidad, es un grave pecado.
El Pontífice argentino criticó las leyes restrictivas, la militarización de fronteras y la cultura de indiferencia que generan condiciones precarias e incluso muertes en las travesías migratorias.
Algunas de estas rutas las conocemos mejor porque suelen estar bajo los reflectores, explicó Francisco, y otras, la mayoría, son poco conocidas, pero no por ello menos transitadas.
El Papa hizo un llamado a una gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad para abordar esta crisis.
Francisco instó a la creación de vías seguras y regulares para la migración, así como el otorgamiento de refugio y protección a aquellos que huyen del peligro.
En su discurso, el Papa resaltó que Dios no es indiferente al sufrimiento de los migrantes: Dios no permanece a distancia, sino que acompaña a las personas en el camino hacia la libertad y que comparte el drama de los migrantes, está allí con ellos, sufre con ellos, llora y espera con ellos.
El llamado del Papa Francisco se suma al debate global sobre la crisis migratoria, que ha generado tensiones entre países de origen, tránsito y destino.
Expertos en migración han destacado la necesidad de soluciones integrales que aborden las causas profundas del fenómeno migratorio, como la pobreza, la desigualdad y el conflicto armado.
Al mismo tiempo, se hace necesario promover políticas públicas justas e inclusivas que garanticen los derechos humanos de los migrantes y refugiados.