En los confines más lejanos del planeta Tierra, donde la vastedad del océano Pacífico se extiende sin límites, se encuentra un lugar único y enigmático conocido como el Punto Nemo.
Este punto, ubicado a miles de kilómetros de cualquier masa continental, es reconocido como el lugar más remoto de nuestro planeta y alberga un destino singular: el cementerio de naves espaciales.
El Punto Nemo fue calculado en 1992 por el topógrafo Hrvoje Lukatela, quien utilizando tecnología geoespacial determinó la ubicación equidistante a cualquier tierra firme significativa.
Su aislamiento geográfico, la falta de actividad humana y la profundidad de sus aguas lo convierten en un lugar ideal para el reingreso controlado de naves espaciales al final de su vida útil.
Desde 1971, más de 260 naves espaciales, entre ellas satélites, estaciones espaciales y vehículos de carga, han encontrado su último descanso en este remoto rincón del Pacífico.
Entre los restos que descansan allí se encuentran la icónica Estación Espacial Mir, desorbitada en el año 2001 tras 15 años en órbita, así como diversas naves de la serie Salyut de la era soviética y vehículos de carga que abastecieron a la Estación Espacial Internacional.
El proceso de enviar una nave al cementerio espacial es meticuloso. Cuando una nave llega al final de su vida útil, se realiza un reingreso controlado a la atmósfera terrestre.
La mayor parte del vehículo se desintegra durante este proceso, pero los restos más grandes que sobreviven caen en las profundidades del océano en el Punto Nemo.
La elección de este lugar no es casualidad.Su profundidad, que alcanza los 3.700 metros, y su ubicación alejada de los principales corredores marítimos minimizan el riesgo para la vida marina y el medio ambiente.
Al estar en aguas internacionales, se convierte en un espacio neutral para que cualquier nación pueda deshacerse de sus naves espaciales de manera segura y responsable.
El cementerio espacial sigue expandiéndose a medida que nuevas misiones completan su ciclo vital.En los próximos años se espera que el Punto Nemo reciba huéspedes emblemáticos como la Estación Espacial Internacional, cuya desorbitación está prevista para la próxima década, y el Telescopio Espacial Hubble, que también tendrá que ser retirado del espacio en algún momento.
A pesar de la lejanía y el silencio que caracterizan este lugar, los humanos a bordo de la Estación Espacial Internacional están más cerca del Punto Nemo que cualquier persona en tierra firme.
Esta paradoja refleja la naturaleza intrincada de nuestra relación con el espacio: un ámbito donde la exploración y la aventura se combinan con la responsabilidad de proteger nuestro planeta y su entorno.