El cometa C2023 A3 TsuchinshanATLAS, apodado el cometa del siglo por astrónomos y aficionados, ha generado gran expectación por su potencial para convertirse en uno de los eventos astronómicos más espectaculares del siglo XXI. Su origen en la nube de Oort, una región remota del Sistema Solar, su tamaño considerable (entre 6 y 15 kilómetros de diámetro) y su rápida velocidad (290.664 kilómetros por hora) lo convierten en un objeto único que podría brillar con intensidad comparable a las estrellas.
Recientes observaciones han planteado dudas sobre si el cometa cumplirá con las expectativas.
La principal preocupación reside en la posible desintegración del cometa debido a la sublimación de hielos, proceso por el cual el hielo se transforma directamente en gas al calentarse.
El astrónomo Zdenek Sekanina, experto en cometas de la NASA, ha advertido que el cometa ya muestra signos de fragmentación y prevé su colapso antes de alcanzar su punto más cercano al Sol (perihelio) previsto para septiembre de 2024.
Sekanina argumenta que la disminución del brillo del cometa, una cola inusualmente estrecha y otros indicadores apuntan a la desintegración del núcleo.
Otros astrónomos discrepan con esta interpretación, argumentando que factores como el ángulo de fase (el ángulo entre la luz incidente en el cometa y la luz que refleja hacia la Tierra) pueden influir significativamente en su brillo percibido.
Nuevas observaciones indican que el cometa aún brilla a una magnitud de 9.0, lo que sugiere que podría sobrevivir al perihelio.
A pesar de la incertidumbre sobre su destino final, el cometa TsuchinshanATLAS promete ser un espectáculo fascinante para los observadores del cielo nocturno durante las próximas semanas.
Se espera que sea visible a simple vista o con pequeños prismáticos desde ambos hemisferios, aunque será más fácil de localizar desde el hemisferio sur cerca del amanecer.