El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, acompañará a un grupo de peregrinos que recorren los caminos más recónditos de Salta en una muestra de devoción y fe.

La peregrinación, que se realiza anualmente, es considerada una prueba de resistencia física y espiritual, y este año adquiere especial relevancia por la presencia del destacado religioso.

Uno de los grupos que participa en esta travesía, el de los peregrinos de Tolar Grande, inició su viaje el 5 de septiembre y ya ha recorrido más de 100 kilómetros, uniéndose a otros caminantes en el camino.

Lo que comenzó como un grupo pequeño de 20 personas, ahora suma casi 50, relató Gonzalo Mamaní, uno de los peregrinos, destacando la creciente afluencia de devotos.

La ruta, que atraviesa paisajes impresionantes y desafiantes, los expone a temperaturas extremas, con una variación considerable entre las mañanas frescas alrededor de 6C y el calor intenso del mediodía bajo un sol abrasador.

El viento a veces dificulta el avance, señaló Mamaní, describiendo las condiciones climáticas que enfrentan los peregrinos diariamente.

Se espera que los peregrinos lleguen a San Antonio de los Cobres en los próximos días, donde se les unirán el arzobispo García Cuerva y el vicario Dante Bernackie, quien recientemente superó una intervención cardíaca.

La participación del vicario es un gran estímulo para todos, afirmó un peregrino emocionado.
La Catedral de Salta ha lanzado una campaña para recaudar donaciones que permitan brindar asistencia a los caminantes al llegar a la capital salteña, donde participarán en la celebración del Señor y la Virgen del Milagro.

Estas contribuciones son esenciales para garantizar el bienestar de los peregrinos durante su estancia, destacó un comunicado oficial.

La peregrinación es una tradición arraigada en la cultura religiosa de Salta, que une a miles de personas en una jornada de fe y devoción.

La presencia del arzobispo García Cuerva y la recuperación del vicario Bernackie añaden un significado aún más especial a esta ocasión, convirtiéndola en un evento trascendental para la comunidad católica salteña.