Un grupo de jóvenes con discapacidad intelectual busca romper barreras y construir un futuro profesional prometedor mediante la formación como Educadores Ambientales, iniciativa impulsada por la organización social Cascos Verdes en colaboración con la Universidad Católica de Salta.
Este proyecto interinstitucional se erige como una respuesta al desafío que enfrentan estas personas para acceder al mundo laboral, donde a menudo son relegadas y excluidas.
Buscamos mostrar al mundo las capacidades y los potenciales de estos chicos.No nos centramos en sus limitaciones, sino en sus talentos y habilidades, afirma Juana Pérez Cobro, responsable del programa de Cascos Verdes desde Buenos Aires.
Les damos herramientas, les enseñamos a manejarse con lo digital y les mostramos las diferentes oportunidades laborales relacionadas con el cuidado del medio ambiente, añade la capacitadora.
La carrera de Educador Ambiental, dictada en formato virtual y presencial, dura cuatro años y se enfoca en empoderar a los estudiantes con conocimientos teóricos y prácticos para contribuir al cuidado del planeta.
Buscamos darle voz a estos jóvenes, muchas veces las demás personas hablan por ellos, pero aquí no; aquí los protagonistas son ellos, explica Raquel Guzmán, profesora titular de la carrera en Salta.
Tratamos de utilizar lo digital para que se acostumbren a responder correos electrónicos y tener su propio correo electrónico, agrega Guzmán.
El programa busca fomentar no solo la independencia laboral, sino también la autonomía personal y la toma de decisiones propias para proyectar un futuro pleno.
Los egresados del programa ya están trabajando en empresas y participan activamente como mentores para los estudiantes actuales, compartiendo sus experiencias y motivándolos a seguir adelante.
Cascos Verdes, fundada en 2007 por Javier Ureta, se ha convertido en un referente en la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual a través de la educación ambiental.
Con sede central en Buenos Aires, la organización ofrece la posibilidad de cursar la carrera presencialmente en la Universidad del Salvador (USAL) y en Salta, en la Universidad Católica.
Cuenta con una modalidad virtual que beneficia a estudiantes de otras provincias e incluso países, llegando a un total de alrededor de 174 alumnos.
El proyecto se presenta como una valiosa iniciativa para romper barreras y abrir puertas al futuro laboral de jóvenes con discapacidad intelectual, brindándoles herramientas para construir una vida independiente y plena.