A pesar de que tradicionalmente los videojuegos han sido percibidos como una simple forma de entretenimiento o incluso como una distracción, la realidad es que algunos desarrolladores han logrado convertirlos en herramientas valiosas para la educación y la salud mental.

Diversos estudios demuestran que ciertos videojuegos pueden contribuir al aprendizaje y estimular el desarrollo cognitivo, fortaleciendo capacidades cruciales como los reflejos, la coordinación y la planificación estratégica.

Un informe de la Universidad Estatal de Florida destaca el caso de Portal 2, un videojuego de lógica que ha demostrado ser más eficaz en el mejoramiento de la cognición que programas diseñados específicamente para ello.

Según el estudio, Portal 2 requiere del jugador que recuerde la ubicación de elementos y los traslade entre diferentes áreas, lo cual ejercitó la memoria de forma significativa.

Otro ejemplo es Tetris, un clásico del género puzzle lanzado en 1984.Su impacto a nivel neuronal ha sido objeto de numerosos estudios, quienes han encontrado una correlación entre su capacidad para aumentar la actividad cerebral y el desarrollo del razonamiento crítico y el procesamiento de información.

El juego exige el uso de la memoria visual y espacial, que son capacidades limitadas, lo que implica un desafío constante para el cerebro, explica un experto en neurociencia.

The Witness, un videojuego 3D disponible en dispositivos móviles y consolas, también se ha destacado por su impacto positivo en el desarrollo cognitivo.

Su diseño plantea enigmas y puzzles que involucran la resolución de laberintos, ejercicios auditivos y reconocimiento de colores, desafiando al jugador a utilizar diversas áreas del cerebro simultáneamente.

Estos ejemplos demuestran que los videojuegos pueden ser mucho más que una simple forma de entretenimiento.

Su potencial para estimular el desarrollo cognitivo es cada vez más reconocido por la comunidad científica, abriendo nuevas posibilidades en el ámbito educativo y terapéutico.