La NASA ha tomado la decisión histórica de confiar en SpaceX para traer de vuelta a los dos astronautas estadounidenses que se encuentran actualmente en la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del Starliner defectuoso de Boeing.
La agencia espacial justifica esta medida por las preocupaciones sobre el sistema de propulsión de la cápsula, cuya fiabilidad ha sido puesta en tela de juicio tras detectar problemas durante el vuelo inaugural con tripulación.
Este incidente representa un duro revés para Boeing, que llevaba años luchando por rehabilitar su programa Starliner tras una serie de retrasos y sobrecostes acumulados desde 2016.
La misión, concebida como la última prueba antes del inicio de las operaciones regulares del vehículo, se ha visto truncada por las dificultades técnicas encontradas en el sistema de propulsión, específicamente en los propulsores que permiten al Starliner separarse de la ISS y iniciar su descenso hacia la Tierra.
Los problemas detectados en el sistema de propulsión son demasiado arriesgados para garantizar un retorno seguro de la tripulación a bordo del Starliner, declaró un portavoz oficial de la NASA. Hemos tomado esta decisión difícil, pero prioritaria, con el objetivo de proteger la vida y la seguridad de los astronautas.
La misión original del Starliner contemplaba el regreso de Butch Wilmore y Suni Williams a la Tierra ocho días después de su despegue en junio.
Las dificultades técnicas han obligado a posponer su regreso hasta principios del próximo año, cuando una misión regular de SpaceX, llamada Crew9, se encargará de traerlos de vuelta a nuestro planeta.
Esta decisión supone un nuevo golpe para la imagen de Boeing, que ya se encontraba en dificultades tras una serie de fallos en sus aviones comerciales.
La empresa espacial deberá ahora afrontar la compleja tarea de identificar y solucionar las causas del fallo en el sistema de propulsión del Starliner, con el objetivo de recuperar la confianza de la NASA y poder continuar con su programa comercial.
Por su parte, SpaceX continúa consolidando su posición como principal proveedor de transporte espacial para la NASA, convirtiéndose en un actor crucial para la exploración espacial moderna.