El verano es época para disfrutar del agua, pero para quienes usan lentes de contacto, la natación puede ser un riesgo para su salud ocular si no se toman precauciones.
Las lentes de contacto, aunque son una alternativa cómoda para corregir problemas visuales como la miopía o el astigmatismo, no están diseñadas para usarse en ambientes acuáticos.
La estructura de las mismas actúa como una esponja absorbiendo agua y microorganismos presentes en ella, aumentando significativamente el riesgo de infecciones oculares.
El aumento de casos de queratitis microbiana durante los meses estivales es un claro indicador de esta problemática.
Especialistas del grupo sanitario Ribera, que gestiona el Hospital Universitario de Torrejón, señalan una mayor incidencia de esta infección ocular causada por bacterias, hongos y otros microorganismos, provocando enrojecimiento, visión borrosa, dolor y en casos graves, úlceras corneales y cicatrices permanentes.
Las piscinas, con su cloro y químicos para mantener la higiene del agua, también pueden ser peligrosas para los usuarios de lentes de contacto.
El cloro puede irritar los ojos, provocar depósitos de residuos que dificultan la visión y hasta generar infecciones bacterianas por Pseudomonas aeruginosa, una bacteria resistente al cloro que puede causar queratitis microbiana.
El agua salada del mar también representa un riesgo debido a su alta concentración de sal, que puede deshidratar las lentes y provocar irritación e inflamación ocular.
A esto se suma el riesgo de infección por microorganismos presentes en el agua, como la acanthamoeba, capaz de causar una queratitis grave y dolorosa con consecuencias permanentes para la visión si no se trata adecuadamente.
El agua dulce de ríos, lagos y pantanos, aunque parezca más segura, también alberga bacterias, hongos y protozoos que pueden infectarse a través de las lentes de contacto, siendo el acanthamoeba un riesgo particular.
La presencia de sedimentos en estos cuerpos de agua puede irritar la córnea y aumentar la susceptibilidad a infecciones.
Para proteger la salud ocular durante el verano es fundamental seguir las recomendaciones de los expertos:
Evitar el contacto con el agua: La mejor opción es quitarse las lentes antes de nadar.
Usar gafas de natación: Si se necesita mantener la visión clara mientras se nada, utilizar gafas de natación que protejan los ojos del agua.
Opta por lentes desechables diarias: En caso necesario usar lentes durante el baño, elegir lentes desechables y reemplazarlas inmediatamente después de salir del agua.
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Lavarse las manos con agua y jabón antes de manipular las lentes. Limpieza y desinfección constante de las lentes y su estuche.
Nunca dormir con las lentes puestas.
bañarse con lentes de contacto puede conllevar riesgos graves para la salud ocular.
Es crucial ser consciente de estos riesgos y tomar medidas preventivas para disfrutar del verano sin complicaciones oculares.