La empresa Neuralink, liderada por Elon Musk, ha logrado un importante hito al implantar un chip cerebral a su segundo paciente humano con parálisis.

El paciente, identificado como Alex, ya experimenta mejoras significativas en su calidad de vida gracias a esta tecnología que le permite controlar dispositivos electrónicos mediante el poder de su mente.

Alex, quien antes de sufrir una lesión medular espinal trabajaba como técnico automotriz, ahora puede jugar videojuegos y ha comenzado a aprender a utilizar software de diseño asistido por computadora (CAD) para crear objetos tridimensionales.

Alex logró diseñar un soporte personalizado para su cargador Neuralink, que luego se imprimió en 3D y se integró en su configuración, señala un comunicado de la compañía.

Esta capacidad no solo representa un avance tecnológico notable, sino también una oportunidad para que Alex recupere cierta autonomía e independencia en su vida diaria.

Neuralink explica que, a diferencia del primer paciente, Noland Arbaugh, quien sufrió problemas de retracción del hilo durante la cirugía, Alex no experimentó este inconveniente debido a las modificaciones implementadas por los científicos.

Para reducir la probabilidad de retracción del hilo en nuestro segundo participante, implementamos una serie de mitigaciones, incluida la reducción del movimiento cerebral durante la cirugía y la reducción del espacio entre el implante y la superficie del cerebro, detalla el comunicado.

El éxito de este segundo procedimiento abre nuevas perspectivas para el desarrollo de esta tecnología que busca revolucionar el tratamiento de enfermedades neurológicas y mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades.

Los avances en la neurotecnología como los de Neuralink ofrecen un rayo de esperanza para millones de individuos, permitiéndoles recuperar funcionalidades que les fueron arrebatadas por la enfermedad o lesión.

Es importante mencionar que aún existen desafíos a superar antes de que esta tecnología esté disponible para el público en general.

La seguridad a largo plazo del implante cerebral, así como la ética de la modificación neuronal, son temas cruciales que requieren un debate profundo y responsable.