El consumo habitual de alimentos picantes genera un debate constante sobre sus potenciales beneficios y peligros para la salud.

Si bien algunos estudios sugieren una posible relación entre el picante diario y ciertos problemas de salud, otras investigaciones no encuentran evidencia concluyente de riesgos significativos.

Estudios publicados en prestigiosas revistas como BMJ han explorado la conexión entre el consumo frecuente de alimentos picantes y enfermedades como cáncer, problemas cardiovasculares, Alzheimer y trastornos de salud mental.

Es importante destacar que estos estudios no establecen una relación causal directa, sino que observan correlaciones que requieren más investigación para confirmar su validez.

Si bien los estudios actuales sugieren posibles vínculos entre el picante diario y ciertas enfermedades, es crucial evitar alarmistas conclusiones prematuras, afirma el Dr. Juan Pérez, gastroenterólogo especialista en nutrición.

Necesitamos investigaciones más robustas para determinar si existe una relación causal o si otros factores juegan un papel más importante.

En cuanto a la creencia popular sobre que el consumo frecuente de picante puede causar úlceras gástricas, los datos científicos desmienten esta idea.

La evidencia actual no muestra una conexión clara entre el picante y el riesgo de desarrollar úlceras.

Moderación es clave

Aunque el picante diario no parece ser perjudicial para la mayoría de las personas sanas, se recomienda consumirlo con moderación, especialmente si se tienen problemas de salud preexistentes como hemorroides, reflujo gastroesofágico o condiciones gastrointestinales.

La clave está en encontrar un equilibrio, aconseja la nutricionista Sofía Martínez.Si disfrutas del picante, no necesitas eliminarlo por completo de tu dieta.

Lo importante es consumirlo con moderación y prestar atención a cómo te afecta.
El consumo excesivo de cualquier alimento, incluso aquellos considerados saludables, puede tener consecuencias negativas para la salud.

La recomendación general es disfrutar del picante como parte de una dieta equilibrada y variada, escuchando a nuestro cuerpo y adaptando el consumo a nuestras necesidades individuales.