El acto consistió en bendecir automóviles adornados con coloridas cintas y billetes, junto a herramientas, propiedades y negocios, como ofrenda por los frutos cosechados y petición de prosperidad para el futuro.
La chaya de autos se suma al creciente fervor hacia la Virgen de Urkupiña, una devoción boliviana que ha encontrado un fuerte arraigo en Salta.
Su celebración anual, que tiene lugar del 14 al 16 de agosto en Quillacollo, Bolivia, ha sido adoptada por la comunidad boliviana residente en la provincia y, con el paso del tiempo, ha atraído a miles de fieles locales.
La tradición relata que la Virgen se apareció a una pastorcita, dando inicio a un culto que ha experimentado un crecimiento notable.
Salta, al ser una región fronteriza con Bolivia, ha sido profundamente influenciada por su cultura, lo que se refleja en diversos ámbitos como la gastronomía, música, danza y comercio.
La celebración de la Virgen de Urkupiña es una muestra del enriquecimiento cultural que caracteriza a Salta.
La integración de tradiciones bolivianas ha contribuido a la riqueza y diversidad de nuestra provincia, señala un experto en antropología local.
Mercados de pulgas, ferias americanas y la venta ambulante son ejemplos concretos de esta fusión cultural.
La celebración de la Virgen de Urkupiña, que en sus inicios era mayormente exclusiva de la comunidad boliviana, se ha transformado en una festividad clave en el calendario salteño, junto a devociones como la Virgen del Perpetuo Socorro y la Virgen de la Peña.
La creciente popularidad de la Virgen de Urkupiña en Salta evidencia un proceso de integración intercultural que refleja la dinámica y vibrante realidad sociocultural de la provincia.