El pasado lunes, la marca cosmética Avon se declaró en bancarrota en Estados Unidos tras enfrentar una avalancha de demandas que la acusan de contaminar su talco con sustancias cancerígenas.
La noticia ha generado un gran impacto en el sector y ha puesto en duda el futuro de la compañía a nivel global, particularmente en América Latina donde opera sin interrupciones.
Según información del diario británico The Guardian, la quiebra de Avon ha repercutido directamente en NaturaCo, su empresa matriz con sede en Brasil, quien adquirió la marca en 2020.
La propia Natura ha reportado pérdidas significativas durante el segundo trimestre de este año, atribuidas en gran medida a las amortizaciones relacionadas con la situación financiera de Avon.
La quiebra de Avon es un duro golpe para el sector cosmético, afirma un analista financiero especializado en el mercado de belleza.
Su impacto se sentirá no solo en Estados Unidos, sino también a nivel global, ya que su red de ventas y distribución era extensa.
Avon enfrenta más de 386 demandas en EE.UU., donde se alega que su talco cosmético contiene sustancias cancerígenas como el asbesto.
La compañía niega categóricamente estas acusaciones e insiste en utilizar únicamente talco libre de asbesto.
A pesar de la negación, la empresa acumula una deuda millonaria, con US$1300 millones en total, de los cuales US$78 millones están directamente relacionados con las demandas por el talco contaminado.
A pesar de la situación crítica, Natura ha propuesto adquirir las operaciones comerciales de Avon fuera de Estados Unidos por US$125 millones como parte de un intento de reestructuración.
Aún se desconoce qué ocurrirá con la marca en los mercados latinoamericanos.
En Argentina y otros países de América Latina, las operaciones de Avon continuarán funcionando sin interrupciones por el momento, ya que no están incluidas en el proceso de bancarrota estadounidense.
La situación actual genera incertidumbre para consumidores y distribuidores, comenta una comerciante que ha trabajado con Avon durante años.
Esperamos claridad sobre el futuro de la marca en la región.
Implicaciones a largo plazo:
El caso de Avon podría tener profundas implicaciones para la industria cosmética en general, obligándola a replantear sus prácticas de seguridad y transparencia.
La creciente conciencia sobre los riesgos químicos en productos de consumo está impulsando una mayor demanda de información y responsabilidad por parte de las empresas.