En 1973, la película Cuando el Destino Nos Alcanza plasmó una visión inquietante del futuro: un mundo devastado por el hambre y la desigualdad.
A pesar de las décadas transcurridas, la realidad actual no es tan diferente, con millones de personas enfrentando la inseguridad alimentaria a raíz de la sobrepoblación, el cambio climático y la escasez de recursos.
En este escenario, la biotecnología se presenta como una posible solución, pero también como un tema rodeado de controversias.
El avance tecnológico ha permitido modificar cultivos para mejorar su resistencia a plagas, herbicidas y condiciones climáticas extremas.
El arroz dorado, por ejemplo, fue diseñado para contener betacarotenos, combatiendo la deficiencia de vitamina A en regiones con bajos recursos.
Las proyecciones del Programa Mundial de Alimentos (WFP) indican que 129 millones de personas en países como Burkina Faso, Malí, Somalia y Sudán del Sur se enfrentarán a condiciones de hambruna en 2023.
Este panorama refleja una desconexión entre el potencial de la tecnología y la realidad social.
La biotecnología no resolverá todos los problemas, pero es una herramienta valiosa para abordar grandes desafíos que afectan a la sociedad moderna, afirma Agustín López Munguía, ingeniero químico e investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
A pesar de su potencial, la implementación de soluciones biotecnológicas enfrenta obstáculos.En México, por ejemplo, el veto al maíz transgénico por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado una crisis con Estados Unidos y obstaculizado el progreso en este campo.
Esta decisión se basa en temores infundados sobre la seguridad alimentaria y ambiental que circulan en redes sociales.
López Munguía destaca la importancia de un diálogo abierto y la colaboración entre gobierno, industria y sociedad para avanzar en biotecnología.
La tecnología ha buscado hacernos la vida más cómoda, pero esta rapidez tiene un costo, advierte.
La sociedad debe asumir este costo para transitar hacia un modelo sustentable que garantice el acceso a alimentos nutritivos sin dañar el medio ambiente.
El futuro de la biotecnología en México se encuentra en una encrucijada. La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia podría abrir nuevas oportunidades para integrar esta disciplina en las políticas nacionales.
Es crucial que la sociedad comprenda su potencial y sus desafíos para construir un futuro donde el hambre no sea una sentencia inevitable.