Un aura de terror se apoderó de Cochabamba, Bolivia, cuando un taxista identificado como Elías Calvimonte Vásquez fue descubierto como responsable del asesinato de al menos cuatro mujeres.

Las autoridades lo acusaron de actuar con crueldad desmedida, destrozando el rostro y el cráneo de sus víctimas con piedras y pedazos de hormigón.

El primer crimen ocurrió en agosto de 2007, cuando Marianela Orellana, una adolescente de 15 años, desapareció tras abordar un taxi.

Su cuerpo fue encontrado días después con signos de violación y violencia extrema.Dos menores que presenciaron el encuentro relataron haber visto a la víctima subir al vehículo conducido por Calvimonte Vásquez.

En enero de 2008, Jessica Vía Villavicencio, una joven de 17 años embarazada, también fue hallada asesinada en circunstancias similares.

La investigación reveló que la víctima era novia del asesino y que él estaba celoso debido a rumores sobre otras relaciones de Jessica.

El modus operandi de Calvimonte Vásquez se repitió con otra adolescente en junio de 2008, quien también murió a causa de un brutal ataque en el cráneo.

El padre de la víctima, incapaz de afrontar los costos legales, optó por abandonar el caso, lo que agravó aún más la situación.

El cuarto asesinato ocurrió en 2013, cuando Verónica Arnez Salazar, una enfermera de 22 años, desapareció tras subir a un taxi conducido por Calvimonte Vásquez.

La víctima había sido presentada al asesino por amigas que lo conocían como un taxista confiable.

Su novio la esperaba en casa, pero nunca llegó.

La hermana de Verónica expresaba su preocupación por el historial criminal del sospechoso, pero la víctima no le hizo caso.

Elías Calvimonte Vásquez logró evadir a la justicia al huir a Argentina, pero fue capturado días después al regresar a Bolivia.

Aunque en algunas ocasiones fue sobreseído o absuelto por falta de pruebas, finalmente en 2018 fue condenado a 30 años de prisión sin derecho a indulto por el asesinato de Verónica Arnez Salazar.