En su reciente reflexión durante el Ángelus, el Papa Francisco hizo una profunda meditación sobre la importancia de estar abiertos a la presencia de Jesús, incluso cuando esta puede parecer inesperada o contradictoria con nuestras ideas preconcebidas.

El Sumo Pontífice recordó la reacción del pueblo judío ante Jesús, que dudaba en reconocerle como Mesías debido a su origen humilde: No es este Jesús, el hijo de José.

No conocemos a su padre y a su madre.Francisco señaló que esta misma tendencia persiste en la actualidad, donde las personas pueden estar bloqueadas por preconceptos sobre los orígenes o la manera de ser de Cristo.

Los preconceptos impiden un diálogo sincero, un acercamiento entre hermanos, advirtió el Papa.Para él, esta mentalidad cerrada no solo obstaculiza el encuentro con Jesús, sino que también impide una verdadera conexión humana.

El líder de la Iglesia Católica instó a los fieles a cultivar la humildad y la apertura al mensaje divino.

La fe y la oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran, afirmó Francisco, subrayando la necesidad de escuchar con atención lo que Dios quiere decirnos, sin precondiciones ni prejuicios.

En este contexto, el Papa evocó la parábola del niño en el Reino de los cielos, donde la humildad se presenta como la clave para entrar en la voluntad divina.

Quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos, dijo el Pontífice.

Esta reflexión del Santo Padre nos invita a cuestionar nuestras propias creencias y preconceptos, reconociendo que la verdadera sabiduría reside en la humildad y la apertura al mensaje de Dios.