La ciudad de Solingen y toda Alemania se encuentran conmocionadas tras el ataque múltiple con cuchillo perpetrado por Issa al Hassan, un refugiado sirio que dejó un saldo de tres muertos y ocho heridos.

Al Hassan, quien llegó a Alemania en diciembre de 2022 como solicitante de asilo, había sido denegado este estatus y se encontraba bajo orden de deportación a Bulgaria desde junio de 2023.

La expulsión nunca se concretó.El hombre logró escapar del centro donde fue ubicado y desapareció durante seis meses antes de reaparacer y solicitar protección subsidiaria, la cual le fue otorgada por las autoridades alemanas.

El hecho de que al Hassan haya logrado eludir la deportación ha generado indignación y cuestionamientos sobre los protocolos de seguridad en el país.

Gregor Golland, jefe adjunto del grupo parlamentario de Renania del Norte-Westfalia (CDU), se pregunta con vehemencia cómo no fue detenido inmediatamente tras su reaparición para ser devuelto a Bulgaria.

Es incomprensible que alguien bajo orden de deportación pueda desaparecer durante meses y luego solicitar protección sin que se tomen medidas contundentes, expresó Golland en declaraciones al diario local.

Las autoridades sospechan que durante su periodo de clandestinidad, al Hassan pudo haber jurado lealtad al Estado Islámico (EI) e incluso recibido entrenamiento militar en Siria.

La precisión con la que utilizó los cuchillos en el ataque ha llevado a expertos en terrorismo a especular sobre una posible formación profesional.

La entrega voluntaria del atacante también ha generado interrogantes.Algunos analistas sugieren que podría tratarse de una estrategia para extender la campaña de propaganda del EI, presentando al autor del atentado como un soldado-héroe y perpetuando el ciclo de miedo e indignación.

El caso de al Hassan ha vuelto a poner en foco el debate sobre la integración de refugiados y la lucha contra el terrorismo en Alemania.