Las relaciones entre el campo argentino y el gobierno actual se caracterizan por una aparente armonía, a pesar de la existencia de temas sensibles que generan tensión en el ámbito económico.
Las retenciones a las exportaciones de granos y la implementación de un tipo de cambio diferenciado para estos productos son los principales puntos de fricción en la mesa de negociaciones.
La necesidad imperante del gobierno de aumentar las reservas internacionales podría ser el detonante para aprobar, al menos parcialmente, alguno de estos pedidos.
Fuentes oficiales consultadas por este medio han confirmado que este año no se contemplará ninguna modificación a estas políticas.
La prioridad actual del Ejecutivo es alcanzar un déficit fiscal cero, objetivo que choca con la demanda del sector agrícola.
La coincidencia radica en los reclamos del campo, pero no en el cronograma, explicaron las mismas fuentes.
Se espera que el análisis serio de estos temas se produzca a partir del año próximo.
El único factor que podría alterar este panorama sería un menor éxito del plan de blanqueo de capitales anunciado recientemente.
Si la cantidad de dólares ingresantes no fuera la esperada, el gobierno podría verse obligado a reconsiderar su postura.
La confianza actual en la efectividad del programa es alta, lo que explica, en parte, la negativa del Ejecutivo a dar luz verde a los pedidos del sector agropecuario.
Las tensiones entre el oficialismo y el campo se mantendrán vigentes hasta tanto no se produzca un cambio significativo en la política cambiaria y de retenciones.
Si bien desde el gobierno se destaca que las medidas implementadas han beneficiado las exportaciones de carne, lácteos y algunas economías regionales, los productores consideran que una verdadera mejora en sus condiciones dependería de la eliminación de las retenciones a los granos y una mayor rentabilidad del dólar blend actual (80% oficial y 20% CCL).
En este último aspecto, existe un punto de divergencia con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha expresado su posición de terminar con el formato del blend.
El ministro Luis Caputo ha negado la posibilidad de dicha medida.
A pesar de que las exportaciones del complejo agropecuario han superado en volumen los promedios históricos en los últimos meses, esto no se traduce en un aumento significativo de las reservas internacionales del Banco Central debido a la caída en los precios de exportación y al esquema actual del dólar exportador, que limita la captación de divisas.
El movimiento de las exportaciones se caracteriza por ser una respuesta a la necesidad más que a la conveniencia.
En julio pasado, por ejemplo, se liquidaron US$2.616 millones, un 35,8% más que en el mismo período del año anterior y un 32,3% respecto a junio de 2024.
Esto no refleja una mejora en las condiciones para los productores, sino factores externos como precios internacionales, impacto climático y plagas que exigen la compra de insumos para la cosecha.
Desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), se reconoce que la exportación de granos sigue funcionando con altos niveles de capacidad ociosa, lo que demuestra la cantidad de cereales almacenados a la espera de una oportunidad más favorable.
Se estima que los productores mantienen alrededor de US$10.000 millones en silos esperando mejores condiciones para comercializarlos.