Emigrar siendo pensionado puede ser un deseo común entre aquellos que buscan mejorar su calidad de vida después de los 60 años.
Un país europeo se destaca como el más feliz del mundo para este rango etario, según el Informe Mundial de la Felicidad: Dinamarca.
Esta posición privilegiada se debe a una combinación única de factores que incluyen un sólido sistema de bienestar, un enfoque en bienes intrínsecos y una alta confianza social.
El informe ubica a Dinamarca en la cima para emigrar siendo jubilado, y en segundo lugar en general, solo superada por Finlandia.
Esta destacada posición se debe a varios elementos clave que contribuyen al bienestar de sus ciudadanos mayores.
En Dinamarca, la educación superior y la atención sanitaria, incluyendo los cuidados en residencias para ancianos, son gratuitas, lo que aligera las cargas financieras y promueve una mayor calidad de vida para quienes buscan emigrar.
Lars Larsen, profesor del Departamento de Psicología y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Aarhus, agrega que los ciudadanos mayores disfrutan de una pensión gubernamental que cubre sus necesidades básicas, lo que les otorga libertad financiera y seguridad.
La combinación de una sólida economía, alta esperanza de vida y bajos niveles de corrupción también contribuye al elevado nivel de felicidad en el país.
Pero la clave reside también en la igualdad en la felicidad, un aspecto fundamental en Dinamarca.
En este sentido, las diferencias sociales no afectan significativamente el bienestar general del país.
Para los jubilados daneses, la felicidad se encuentra en lo que Klausen denomina bienes intrínsecos: aquellos que satisfacen las necesidades internas y los intereses personales de cada individuo.
En lugar de buscar logros externos o ascensos, la felicidad en la vejez a menudo se basa en disfrutar de actividades que realmente les apasionan.
Pueden dedicarse a viajar, hacer senderismo o cualquier otro pasatiempo sin presiones laborales o familiares.
La libertad de responsabilidades laborales y de cuidado permite que los jubilados se enfoquen en sus pasatiempos y mejoren su bienestar.
Valoran las relaciones profundas con amigos y familia, lo que aumenta la satisfacción y reduce el riesgo de depresión.
Una mentalidad equilibrada, centrada en el desarrollo personal y el disfrute del presente, contribuye a mantener la calma y la felicidad.
Finalmente, la alta confianza social en vecinos y autoridades reduce la ansiedad y promueve la tranquilidad.