Un estudio recientemente publicado en la revista Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford revela nuevos detalles sobre la compleja red neuronal que subyace al fenómeno del amor.

Investigadores de la Universidad Aalto, en Finlandia, utilizaron resonancia magnética funcional (fMRI) para analizar la actividad cerebral de 55 adultos mientras reflexionaban sobre diferentes tipos de amor: por hijos, pareja, amigos, compasión hacia extraños, mascotas y naturaleza.

Los resultados arrojaron luz sobre las áreas cerebrales implicadas en cada tipo de afecto.Encontramos que el amor se activa en una variedad de regiones cerebrales, incluyendo los ganglios basales, la línea media de la frente, el precuneus y la unión temporoparietal, explica Pärttyli Rinne, uno de los investigadores principales del estudio.

Curiosamente, la intensidad de la activación cerebral variaba según el tipo de amor experimentado.

El amor por los hijos se asoció con una mayor actividad en todas las regiones mencionadas, superando incluso al amor romántico y fraternal.

El amor filial genera una respuesta neuronal más intensa que otros tipos de amor, afirma Rinne.

Este hallazgo coincide con la intuición común de que el amor por los hijos es un vínculo particularmente fuerte.

El estudio también revela similitudes en las áreas cerebrales activas al amar a la pareja o a los amigos, aunque con una intensidad menor que el amor filial.

El estudio destaca la importancia de comprender la neurociencia del amor para mejorar las intervenciones psicológicas.

La comprensión de cómo funciona el cerebro cuando amamos puede ayudarnos a desarrollar mejores tratamientos para trastornos como el apego inseguro, la depresión y las dificultades en las relaciones, señala Rinne.

Este tipo de investigación nos ayuda a entender mejor esta emoción compleja que ha inspirado poetas, artistas y científicos durante siglos.

La exploración del cerebro amoroso abre nuevas puertas para comprender la naturaleza humana y buscar soluciones para problemas emocionales comunes.