Después de siglos de misterio, la muerte del faraón egipcio Ramses III ha sido finalmente desentrañada gracias a la aplicación de técnicas forenses modernas.

Aunque un antiguo pergamino del siglo XII a.C., descubierto en el siglo XIX, ya había insinuado un complot contra Ramses III orquestado por su esposa secundaria Tiye y su hijo Pentawar, la información era fragmentaria y ambigua.

El documento hallado en un mercado local relataba un fallido intento de golpe de Estado, pero carecía de pruebas concluyentes, explica el historiador especializado en Egipto antiguo, Dr. James Carter.

Los hallazgos en la tumba de Ramses III, descubierta en 1886, eran igualmente confusos, con una momia sin identificar y pruebas insuficientes.

Fue la arqueóloga Susan Redford quien, en 2002, aportó nuevas perspectivas al analizar los relieves de la tumba del faraón.

Estos relieves mostraban la prominencia de Pentawar, lo que ayudó a contextualizar el complot.Sin embargo, fue en 2012 cuando una tomografía computarizada y análisis de ADN antiguo, realizados por un equipo internacional de investigadores, confirmaron que Ramses III había sido asesinado.

Los estudios revelaron que sus órganos fueron reemplazados por estatuillas y amuletos, y que sufrió una herida mortal en el cuello, detalla la Dra.

Sarah Jones, genetista forense del proyecto.Además, la investigación identificó que la momia misteriosa junto a Ramses III era, efectivamente, Pentawar.

Aunque el destino de Tiye sigue siendo incierto, se cree que enfrentó la ejecución en la hoguera, el castigo más severo en la antigua Egipto.

La resolución de este enigma milenario mediante la ciencia moderna ha brindado una nueva comprensión del contexto político y las dinámicas familiares durante el reinado de Ramses III.

El descubrimiento no solo resuelve un misterio histórico, sino que también ilustra el poder de la ciencia para iluminar eventos del pasado y brindar nuevas perspectivas sobre culturas antiguas.