El sitio arqueológico de Göbeklitepe, ubicado en Turquía, se ha convertido en el escenario de un descubrimiento que está revolucionando nuestra comprensión del pasado.
Un análisis reciente realizado por investigadores ha revelado que los imponentes pilares de piedra que caracterizan este lugar prehistórico, decorados con intrincadas tallas de animales y símbolos, albergaban un sofisticado calendario lunar.
Este calendario, datado en unos 12 mil años atrás, es considerado el más antiguo jamás descubierto y desafía las teorías preconcebidas sobre la capacidad de los primeros humanos para comprender y registrar los ciclos celestiales.
Cada uno de los símbolos tallados, según los expertos, representa un día.
Este descubrimiento nos muestra que nuestros antepasados poseían un conocimiento astronómico mucho más avanzado de lo que creíamos posible, afirma el Dr. , arqueólogo especializado en Göbeklitepe.
La precisión con la que estos antiguos habitantes registraron las fases lunares y solares es asombrosa.
El calendario, compuesto por 12 meses lunares más 11 días adicionales, evidencia una comprensión profunda de los ciclos naturales.
Se ha identificado un símbolo particular que representa el solsticio de verano, marcado por una V colgada del cuello de una figura similar a un pájaro, lo que sugiere una representación simbólica de la constelación asociada al solsticio en aquella época.
Más allá de su valor como herramienta para medir el tiempo, los investigadores creen que este calendario podría ser una forma de recordar un evento cósmico catastrófico.
Estudios recientes apuntan a un impacto de cometa ocurrido hace aproximadamente 13 mil años que desencadenó una mini era glacial con consecuencias drásticas para la vida en la Tierra.
La coincidencia entre la fecha del calendario y el impacto del cometa sugiere una posible conexión, señala la Dra.
, astrofísica especializada en eventos catastróficos.Es posible que este calendario fuera creado para conmemorar o explicar el evento, un recordatorio visual de la fragilidad ante fuerzas cósmicas.
El descubrimiento de este calendario prehistórico abre nuevas perspectivas sobre la evolución del conocimiento humano y la capacidad de nuestros ancestros para comprender e interpretar los fenómenos astronómicos.