El Hospital Gregorio Marañón se convirtió en un escenario inusualmente romántico cuando organizó una boda sorpresa para Carlos y Pilar, una pareja donde él es paciente de la Unidad de Cuidados Paliativos.
La ceremonia, originalmente prevista para septiembre, se adelantó debido a la delicada salud de Carlos.
La iniciativa surgió del propio deseo de los novios y fue impulsada por el personal de enfermería, que con el respaldo de la dirección, desplegó una rápida y eficiente logística para hacer realidad este sueño.
Con la colaboración del Registro Civil, buscamos un lugar idóneo en el hospital para celebrar esta unión tan especial, explicó Diana Molina, subdirectora de Enfermería.
La elección recayó en un parterre con bancos y pérgola en los jardines del hospital, un espacio acogedor que albergó a familiares y amigos.
El personal de enfermería no solo se encargó de la preparación de los contrayentes sino que también improvisó un ramo para Pilar y brindó su apoyo incondicional durante todo el proceso.
La ceremonia estuvo marcada por emociones intensas.El intercambio de anillos, los besos de los novios y los vítores del personal presentes convirtieron la celebración en un momento único e inolvidable.
Me habéis llenado de ilusión y vida, expresó Carlos con emoción, agradeciendo a todos los que hicieron posible esta boda tan especial.
Pilar, por su parte, añadió entre lágrimas: Estamos muy agradecidos, llevamos en el corazón el esfuerzo que hacen todos en el hospital por ayudarnos y cuidarnos sin parar.
Este gesto humanitario trasciende la mera asistencia médica, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el personal sanitario puede brindar apoyo integral a sus pacientes.
Los cuidados a nuestros pacientes deben abarcar todas las esferas de su vida, afirma Diana Molina. Cuando podemos hacer algo que les ayude, que mejore su estado o anímicamente les impulse, no dudamos en ponernos en marcha.