La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una nueva emergencia sanitaria internacional el pasado 14 de agosto debido a un repunte significativo de casos de mpox, anteriormente conocida como viruela del mono, en África.
El epicentro de esta nueva ola se encuentra en la República Democrática del Congo, donde el virus se ha propagado rápidamente a países vecinos, generando preocupación por una posible expansión global.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, hizo un llamamiento a la acción global, instando a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para frenar la propagación del virus.
Según los últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de África, se han registrado más de 20.720 casos en lo que va de año, incluyendo 3.331 confirmados y 17.389 sospechosos, con un saldo de 582 fallecimientos en 13 países del continente.
Estas cifras oficiales probablemente subestiman el número real de contagios debido a la limitada capacidad diagnóstica y notificación de casos en la región.
Expertos advierten que las circunstancias socioeconómicas desfavorables, la debilidad de los sistemas de salud y la prevalencia de enfermedades como el VIH/SIDA y la malaria en África contribuyen a una mayor vulnerabilidad ante la viruela del mono.
Hay que tener en cuenta el impacto que tienen en África, especialmente en menores de 15 años, enfermedades como el VIH, la malaria y otros trastornos que debilitan el sistema inmunitario.
Todo esto puede hacer que la infección actúe de manera más agresiva, explica Raúl Rivas, catedrático de Microbiología y director del grupo de Interacciones Microbianas de la Universidad de Salamanca.
A pesar de que en Europa se ha detectado un caso importado en Suecia, los expertos no anticipan una situación similar a la observada en África.
Se recomienda mantener una vigilancia constante, estar preparados para responder ante posibles brotes y coordinar acciones conjuntas con el continente africano.
No podemos bajar la guardia.Hay que vigilar, estar preparado e iniciar una acción coordinada de ayuda, afirma María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
La experiencia adquirida durante el brote global de 2022, cuando se registraron casi 100.000 casos, ha sido fundamental para desarrollar estrategias de prevención y control eficazes.
En ese momento, la principal vía de transmisión fue la sexual, principalmente entre hombres que tienen sexo con hombres.
En el actual brote, se observa una mayor afectación en niños, y los responsables son virus de la variante I, históricamente asociada a África central y con un peor pronóstico.
La vacuna contra la viruela humana, eficaz también contra mpox, podría ofrecer protección al 85% de las personas vacunadas.
En España, se ha puesto en marcha un programa de vacunación para grupos de riesgo, y el Ministerio de Sanidad ha anunciado una donación de 100.000 viales de la vacuna a África.
La OMS ha lanzado un Plan Estratégico Mundial de Preparación y Respuesta que requiere de más de 120 millones de euros para su implementación.
La cooperación internacional y la solidaridad son claves para enfrentar este desafío global y proteger la salud pública mundial.