Julian Assange regresó a su país natal, Australia, tras años de un complejo proceso legal que dividió al mundo.

Su liberación, celebrada por muchos como un triunfo para la libertad de expresión, ha sido objeto de críticas por parte del gobierno estadounidense que lo considera responsable de poner en peligro a sus agentes.

El fundador de WikiLeaks pasó más de cinco años en una cárcel británica de máxima seguridad y siete años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, enfrentándose a acusaciones de agresión sexual en Suecia (posteriormente retiradas) y cargos penales en Estados Unidos por publicar documentos militares clasificados sobre las guerras de Afganistán e Irak.

Assange aceptó declararse culpable de un cargo de conspiración para obtener y divulgar documentos clasificados, argumentando que creía que la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense protegía sus acciones periodísticas.

La jueza Ramona V. Manglona lo liberó debido al tiempo ya cumplido en prisión británica, indicando que el gobierno estadounidense no había encontrado víctimas directas de las acciones de Assange.

Su regreso a Australia ha sido recibido con júbilo por sus partidarios quienes lo aclaman como un héroe que defendió la libertad de prensa y expuso crímenes de guerra.

Su abogado estadounidense Barry Pollack afirmó: Creemos firmemente que el señor Assange nunca debería haber sido acusado bajo la Ley de Espionaje y haber participado en un ejercicio que los periodistas realizan todos los días.

Por otro lado, el gobierno estadounidense considera a Assange un imprudente que puso en peligro a sus agentes al revelar información confidencial.

Andrew Wilkie, legislador australiano que abogó por la liberación de Assange, calificó la declaración de culpabilidad como un precedente realmente alarmante que podría sentar un precedente peligroso para la libertad de prensa.

El caso ha generado un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión en la era digital y las consecuencias de publicar información clasificada.

Mientras tanto, John Shipton, padre de Assange, expresó su alivio por la vuelta a casa de su hijo: Que Julian pueda volver a casa en Australia y ver a su familia con regularidad y hacer las cosas ordinarias de la vida es un tesoro.

La historia de Julian Assange sigue siendo un tema controvertido que levanta preguntas sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad moderna, el balance entre la seguridad nacional y la libertad de información, y el significado de la justicia en un mundo globalizado.